Seguramente has escuchado hablar sobre las pólizas aseguradoras, ya sea en una conversación casual, o tal vez en alguna película o serie de televisión.
En ocasiones podemos conseguirnos con algunas personas que piensan que es una pérdida de dinero, que estarías pagando anualmente una gran cantidad de tus ingresos, para que supuestamente te protejan de algún peligro que no existe.
Es entendible, sin duda, que para todas las cosas exista un grupo a favor, y uno en contra, incluso en aquellas que están creadas únicamente para nuestro bienestar.
Si bien es cierto que, en algunas ocasiones nuestra póliza sea pagada durante un año entero en el que no hagamos uso de la misma, eso no quiere decir que finalmente el ahorro, llegado algún momento trágico, sea muchísimo mayor.
Se trata de ver la imagen completa, y entender el alivio y beneficio que podemos obtener si invertimos en contratar la póliza más adecuada para encajar con nuestras necesidades.
La realidad es que las pólizas de seguro no solo se tratan de la cobertura médica, de la que tanto escuchamos hablar, sino que puede ser utilizado como persona física, como empresario individual, como compañía, etc.
¿Cómo funciona una póliza aseguradora?
Lo primero que debemos entender es que una póliza de seguro se basa en un contrato de seguro, este contrato tendrá especificadas las normas, los deberes, los derechos y las obligaciones de las partes incluidas en el mismo.
Este es un contrato para que se cubran los gastos monetarios derivados de algún tipo de incidente o situación, la cual sería especificada dentro de dicho contrato.
Un ejemplo podría ser contratar un seguro para nuestro vehículo, en el que el contrato estipula que si sufrimos algún tipo de accidente, como incendios, choques, daños producidos por la nieve, etc, existe una compañía aseguradora que nos protegerá de la gran suma de dinero que tendríamos que gastar.
Otro ejemplo serían las pólizas aseguradoras de créditos y caución, que se encargan de proteger compañías del riesgo de impago, o cualquier incumplimiento en el que incurran sobre el contrato de la misma.
De esta forma, tanto las personas individuales, como las diferentes compañías, pueden operar de una forma más segura y mucho más aliviada, ya que pueden llevar a cabo sus actividades sin preocupación.
La póliza de seguro vendría siendo el documento encargado de formalizar aquel contrato de seguro que fue estipulado con anterioridad, el cual, por supuesto, debió cerrar su versión final con el conocimiento y la aprobación de todas las partes involucradas.
Conoce el lenguaje básico y los elementos que debe tener tu póliza de seguro
Para empezar, debemos tener en claro cuál es el nombre que se le adjudica a cada una de las partes involucradas.
El “asegurado” es aquella persona que será protegida por nuestro seguro, y éste asegurado puede ser la persona que está contratando el servicio, o algún tercero por el cual se contrate, lo importante es que se trata de la persona protegida según el contrato.
El “tomador” es aquella persona, jurídica o física, que suscribe el contrato, sin importar si se trata del asegurado o no, y este tomador es quien se encarga de realizar los pagos de la prima, y cualquier otra obligación legal que le corresponda, según lo estipulado en el contrato.
El “asegurador” es aquella compañía que deberá proteger al asegurado, y es responsable de hacerse cargo de cualquier riesgo que esté asociado directamente al incidente o la causa por la cual se contrata el servicio asegurador.
El “beneficiario” es aquella persona, jurídica o física, que está legalmente designada, por el asegurado, para cobrar la indemnización que deriva del siniestro.
Luego de tener en claro la terminología, es importante recordar que la mayoría de estos contratos se estipulan por períodos anuales, necesitando una renovación pasado el tiempo del contrato.
Además, es importante que, la naturaleza del riesgo que pretende cubrirse, esté descrita dentro del contrato de forma comprensible y clara, no debemos dudar en extender explicaciones si así lo vemos necesario.
La revisión por parte de un equipo, o una persona que esté familiarizada con la realización de contratos es crucial, para así tener la certeza de que estamos escogiendo la mejor opción, y que el negocio sea justo en la mayor medida posible.